13.5.08

VITRINAS

Performancer e instalación
Vitrinas del metro. Estación Centro Médico. Línea 9.

Siempre frente a una vitrina encontramos nuestra imagen reflejada


FEBRERO del 2008

Proyecto colectivo que nace de la reflexión acerca de como se vive en la ciudad. Se pensó en ocupar física y conceptualmente la vitrina como uno de los ejes para la producción de la obra. Las siete propuestas abordan temas que son comunes para la mayoría de los usuarios del sistema de transporte colectivo metro, habitantes de una titánica ciudad.


UNA CIUDAD BLANCA O NEGRA. Proyecto que propone construir una ciudad a través del dibujo, la fotografía, y la escritura. La acción pretende hilvanar historias, pensamientos y situaciones. Se le pidió a la gente que recorre diariamente los pasillos del metro coloquen su fotografía y describan cómo se imaginan el entorno de la ciudad blanca o negra. En cierto sentido se busca que interactúen diferentes lenguajes de comunicación, también se quiere mostrar que los diferentes espacios se trastocan constantemente y a diversos planos ¿de conciencia?, ¿de lenguaje?, ¿de qué? Qué puede ser la ciudad blanca o qué puede ser la ciudad negra, un conjunto de matices blancos-negros.
NO TENGO TIEMPO. El tiempo como elemento dimensional, conforma nuestras acciones que se articulan en función de él, sin embargo, es un elemento que en la red de tránsito del metro, se convierte en un fantasma amenazante que fluctúa en cada individuo y que a su vez es afectado por un conjunto de variables ajenas a su control, así, cada quien dispone de tiempos muertos, fuera de nuestro control y pretendemos asumir un orden personal en función del uso horario que organizamos previo a un día, semana o mes. Y dicha agenda cerebral y calculada se encuentra sometida a fluctuaciones que escapan a un control total de manera que inevitablemente no podemos evitar pensar en una gran cantidad de opciones mentales que verbalizamos como: “yo hubiera” o “de no se por...” de manera que actividades que dejamos en el olvido por superfluas, inútiles o simplemente infantiles, se postergan indefinidamente y quedan en una dimensión ajena a nuestra agenda importante o inmediata.

Por medio de actividades lúdicas representadas en sitio y ajenas en virtud del espacio de vitrina, se evidenciaba que tan importante es la desaforada actividad cotidiana y ritual, y cuán importante o necesario es dedicar tiempo al juego como parte de otro ritual de contemplación personal.





VALDRADA. Viajar en el metro es por una parte sorprendente, como viajar en una caja del tiempo, después de permanecer, no se sabe cuanto tiempo en un mismo lugar, en una misma caja, se emerge de las profundidades en otro lugar con otras características, con otra gente, con otros olores. Por otra parte, es inevitable regresar al mismo lugar del cual se parte, después de ejercer nuestro vagabundeo por no se sabe donde, irremediablemente nos encontraremos en la misma dirección pero en sentido contrario; al parecer cada día nos encontramos en un enorme laberinto en el que se disuelve entrada - salida.

Andar en la ciudad es como transitar por donde las distancias temporales se encogen o se alargan. Tan lejos, tan cerca; tan cerca y tan lejos. El sin fin de viajes y lugares conocidos se multiplican en potencias de diez, cada vez se pisa territorio desconocido. Por el contrario sucede también, que como vagabundos dentro de un gran mounstro, acabamos por articularnos a una maquinaria que cada día nos dicta un mismo ritmo, en una misma dirección, en un mismo ‘orden’, con poca voluntad en miras de conocer otra forma de sobrevivir o construir la misma, como otra ciudad, como otra vida, fuera del comenzar de nuevo.

Dentro de la vitrina recorrí continuamente el circuito por tiempos de dos a cuatro horas, en cada vuelta dejaba una marca, raya. Cada cinco vueltas anotaba la hora de ese momento.


OPRESIÓN. Vivir en la ciudad, caminar, manejar, tomar el camión o el metro, son experiencias cotidianas difíciles, sobre todo en nuestras megalópolis contemporáneas, como la ciudad de México. Bajar a la calle es entrar a la masa enorme de ciudadanos, entrar al anonimato. Para mi, el anonimato es uno de los síntomas mas reveladores de la patología urbana. Cruzamos miles de gentes, todos los días, sin mirarles, sin saber nada de ellos. Nos volvemos un número, una silueta. Por un momento se concentra un número impresionante de gentes hasta tocarse, creandose una promiscuidad y con la apertura de las puertas todo cambia, cada uno sigue su camino, sin casi nunca cruzarse de nuevo. El anonimatoy la indiferencia son fenómenos que sufro mucho, quise materializar los sentimientos contradictorios que siento en el cotidiano en la ciudad de México.


DOLOR CÓSMICO, SEMILLA DE ESPERA
En el fondo de la vitrina se colocó un texto que habla del dolor y la esperanza, sobre el cristal fueron colocadas letras del alfabeto, las personas con estas letras podían armar palabras. Las palabras o respuestas fueron provocadas con la pregunta ¿A ti que te hace sufrir? Pretendí que cada respuesta se volviera un dialogo entre las demás respuestas y un punto de encuentro y reconocimiento del otro; trabajando el sufrimiento como punto de arranque y enlace entre todos, una forma de entendimiento en el que las personas se leen y se encuentran entre las palabras, donde se identifican y se entienden como iguales, buscando la idea de seres comunes, enlazados dentro de una comunidad que cada vez exige mas el estar individualizado.



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